13 Jun 2018
Antonio M. Battro
Academia Nacional de Educación Argentina
Conocí a Seymour a principios de los años 60, cuando él era un miembro activo del Centro de Epistemología Genética dirigido por Jean Piaget en Ginebra, donde empezó a elaborar su teoría cognitiva sobre el construccionismo como complemento de la teoría del constructivismo de Piaget. Como dijo Piaget, el constructivismo es la “obligación formal de trascender constantemente los sistemas ya construidos para asegurar la no contradicción”. Por su parte, el construccionismo de Papert se centra en la dinámica del cambio en el desarrollo más que en la estabilidad lógica de las estructuras mentales. Ambos autores claramente se oponían al instruccionismo en la educación.
Seymour dejó Ginebra para ir al MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), donde se hizo amigo de Marvin Minsky, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial (1967). Creó LOGO, con Wally Feurzeig, y en los 80 introdujo este lenguaje informático en las escuelas. Pasó a ser profesor en el MIT Media Lab (Laboratorio de Medios del MIT), fundado por Nicholas Negroponte, pero, lamentablemente, su maestro Piaget murió en 1980 y no pudo ver su formidable avance en la educación.
Muy poco después, seguimos su ejemplo con Horacio C. Reggini en Argentina, donde creamos la “Asociación Amigos de Logo” para hacer aplicar la práctica de Logo en las escuelas primarias y escuelas especiales. Al libro seminal “Mindstorms” (Tormentas de Mentes, 1980) de Papert le siguió “Alas para la mente. Logo: un lenguaje de computadoras un estilo de pensar” (1982), un libro de Reggini que tuvo un gran impacto en nuestra región latinoamericana.
Logo se puede utilizar en muchos entornos diferentes. Uno de los más populares es hacer diseños en la pantalla de la computadora mediante procedimientos geométricos elementales que mueven un puntero, un pequeño triángulo denominado “tortuga”. Este nombre tiene una historia interesante en la cibernética y está inspirado en el robot (analógico) creado por el neurofisiólogo William Grey Walter (1910-1977) en los años 40.
Siguiendo esta tendencia, el primer robot programado por niños en los 80 fue una “tortuga” Logo que se convirtió en una herramienta formidable en manos de Seymour y su equipo. La tortuga era un vehículo robótico muy simple y robusto que contaba con dos ruedas, motores eléctricos, un caparazón transparente y un anillo como sensor de contacto, conectado a una computadora. A los niños se les enseñó a escribir programas Logo modulares y recursivos con unos pocos comandos sencillos para controlar la tortuga.
Mi primer trabajo con niños y robots se inició con estas tortugas Logo encantadoras en una variedad de entornos, trabajando inicialmente con niños discapacitados en un hospital y en algunas escuelas primarias. Una experiencia inolvidable de principios de los 80 fue ver cómo a nuestra tortuga en Buenos Aires la movían comandos de Logo desde Boston a través de líneas de teléfono y módem, mucho antes de Internet. Seymour también fue el primero en comunicarse, desde una reunión de Logo en Brasil, a través de computadoras, con niños sordos de Argentina que estaban usando Logo con la orientación de Percival Denham.
Seymour ayudó a abrir este inmenso campo de la comunicación digital en la educación. Él inspiró la primera utilización de computadoras en escuelas de Costa Rica, Colombia, Brasil, Uruguay y Argentina en los 80. Su apoyo fue clave en la puesta en práctica del programa OLPC (One Laptop per Child o Una Laptop por Niño) a nivel internacional en la última década, que puso en marcha Nicholas Negroponte y siguió luego Rodrigo Arboleda.
Él siempre vivirá en nuestra memoria y seguirá inspirando a los educadores de todo el mundo en sus esfuerzos por ampliar los conocimientos y llevarles alegría y creatividad a todos los niños.