En la última década se evidenció un importante proceso de integración de tecnologías en los sistemas educativos en el mundo y América Latina no ha sido una excepción. La irrupción de los denominados Modelos 1:1, así también como propuestas denominadas aulas digitales o aulas móviles, han conmovido el escenario de la educación en la región.
Dos motivos dan cuenta de ello. Por una parte, las políticas de integración TIC constituyen una oportunidad indelegable para el desarrollo de acciones democráticas desde el Estado tendientes a la justicia y la inclusión social, en particular aquellas destinadas a garantizar el derecho a la educación y la democratización del conocimiento de todos los ciudadanos. Por otra parte, el desarrollo de las tecnologías resulta uno de los elementos centrales en la conformación de un nuevo escenario económico, político, social y cultural. Sin embargo, en un contexto de fuerte desigualdad y heterogeneidad, subsiste el interrogante acerca del sentido de este proceso y su impacto tanto a nivel social como pedagógico ya que las tecnologías no están al alcance de todos. Mientras que muchos acceden a la cultura digital, otros no lo hacen o lo hacen limitadamente. En América Latina, existen brechas en el acceso y la calidad de la tecnología, y también en relación con el capital cultural y las habilidades para usarla. Las brechas digitales son correlato de otras brechas: sociales, culturales, económicas y educativas.
A su vez, existe también una brecha entre lo que los estudiantes esperan de la escuela hoy y lo que ésta les ofrece. Es preciso asumir que los jóvenes que crecieron acostumbrados a convivir con las tecnologías, con una relación más intuitiva pero también más acrítica, constituyen nuevos sujetos de aprendizaje. Así, se suele describir a estos estudiantes como más habituados a acceder a la información a partir de fuentes digitales no impresas; a dar prioridad a las imágenes en movimiento y a la música por encima del texto; a sentirse cómodos realizando múltiples tareas simultáneamente; y a obtener conocimientos procesando información discontinua y no lineal.
En este sentido, la educación formal debe renovar sus propósitos, funciones y sentidos asumiendo su responsabilidad social para la formación de las nuevas generaciones. Al mismo tiempo, la inclusión de las TIC en los sistemas educativos constituye una oportunidad para revisar y actualizar los procesos de enseñanza y de aprendizaje en la búsqueda de una mejora de su calidad.
Estos cambios implican la necesidad de reconfigurar el diseño pedagógico de la escolarización para transformar los viejos paradigmas y poder dar cuenta de las necesidades de estos nuevos jóvenes y niños que entran en el sistema en contextos de alta disponibilidad tecnológica.
El objetivo general del seminario es producir un espacio para el debate sobre el impacto que se produce en sistemas educativos con inmersión tecnológica en sus aulas, analizando tanto las orientaciones generales de las políticas TIC en Educación desde un enfoque de derechos, como las tensiones que tienen lugar entre la digitalización de la escuela y la escolarización de lo digital.
Los principales destinatarios del seminario son especialistas, investigadores, docentes, estudiantes y otros actores vinculados a las temáticas de TIC y Educación.