Max Drummy, facilitador de desarrollo de capacidades globales de Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje Profundo (NDPL) —una asociación mundial de innovación de más de 20 países centrada en la transformación del aprendizaje— y especialista invitado en el ciclo Espacio digital de la Fundación Ceibal, subrayó que la palabra clave cuando se piensa en la transformación digital es precisamente transformación. En este sentido afirmó que es necesario crear una cultura que apoye el cambio, y liderar un proceso que permita capacitar a los distintos actores de la comunidad educativa en los diferentes niveles. El cambio debe ser duradero, sostenible y profundo, y para ello es importante tener una visión muy clara de por qué es necesario cambiar y hacia dónde se pretende ir, advirtió.
La pandemia demostró que la tecnología puede amplificar el aprendizaje fuera de las cuatro paredes del aula tradicional, reconoció. Y a partir de allí, dijo que hay que repensar el rol y la función docente: los maestros ya no serán meros transmisores de conocimiento sino gente que enseña y aprenda en igual medida, y active el aprendizaje a partir de la interacción, colaboración, equidad e igualdad en el uso de la pantalla. El experto sostuvo al respecto que se puede establecer una cultura en el aula con normas que permitan trabajar en un ámbito seguro, y donde los estudiantes innoven, asuman riesgos y puedan crear. Hay que colaborar fuera del salón con otros docentes, con los padres, con la comunidad, con expertos de todo el mundo. Y esto, además, significa para Drummy pensar qué se le está pidiendo a la tecnología: es decir, activar el pensamiento crítico.
En relación a las nuevas iniciativas digitales, Drummy subrayó que al adoptarlas es necesario pensar cuál es el propósito que tenemos, y recomendó a los docentes experimentar con estas nuevas estrategias para satisfacer las necesidades de todos los estudiantes. Por ejemplo, con el modelo SAMR, que permite estrategias de sustitución, aumento, modificación y redefinición. Hizó énfasis no tenerles miedo a las nuevas tecnologías, que presentan algunos desafíos, pero también oportunidades. Y aconsejó el uso de una inteligencia artificial que no dé respuestas, sino que guíe para construir autonomía y metacognición. Desde aquí, dijo que se puede empoderar a estudiantes con necesidades en el ámbito de la comunicación, y contribuir a la igualdad de oportunidades en la enseñanza y el aprendizaje.
Si bien el experto reconoció que muchos de los liceales están acostumbrados a usar tecnología, esto no significa a su entender que automáticamente sean usuarios con poder de discriminación. Recomendó a los docentes ser abiertos en lo que piden como prueba de aprendizaje. Para involucrar las mentes independientes de los liceales, se necesita de su compromiso y confianza: ponerles límites, pero darles la libertad de trabajar dentro de esos límites.
Por último, Drummy admitió que el Ceibal de 2023 es muy distinto al del 2015 y que, como organización, demostró agilidad e inteligencia al examinar el horizonte político, económico y educativo. De esta manera, se adaptó y cambió en función de las necesidades de todo el Uruguay, manteniéndose a la vanguardia de lo que está sucediendo en el mundo.