19 Jul 2019
Cinco años pueden ser mucho tiempo. Pero también puede ser muy poco, dependiendo del color del cristal con el que se mire. Por ejemplo, hace cinco años no tuvimos la explosión de los avances en el reconocimiento facial que tenemos hoy en día. Hace cinco años, teníamos y tenemos (y probablemente seguirá existiendo en los próximos años) un gran número de retos relacionados con la educación y la tecnología (EdTech).
Mi interés no es resumir lo que hemos construido en los últimos cinco años. No sería justo decir que sólo creamos y desarrollamos un Centro Nacional y Regional de Investigación en Tecnologías Digitales para apoyar las políticas públicas sobre EdTech. Creo que hicimos más que eso. Aquí se destacan algunos de los puntos claves que implementamos para que esto ocurra, así como para sugerir algunas de las exploraciones que podrían ser necesarias en el futuro.
Como la mayoría de la gente en este campo sabe, el entusiasmo que las tecnologías digitales generan en la educación no está necesariamente respaldado por evidencias sólidas o sistemáticas.
Aunque muchas políticas públicas se comprometen a entregar aparatos digitales en las aulas, sólo un puñado de ellas proporcionan una investigación sólida y la evaluación del impacto necesaria para comprender qué funciona y en qué circunstancias.
Los días en que las tecnologías estaban destinadas a ser un “mantra” han pasado. Ahora se sabe y está bien documentada la importancia de definir un marco común, una infraestructura, una visión clara, una gestión sólida, un apoyo permanente a los educadores y evaluaciones sistemáticas para garantizar que las herramientas digitales puedan enriquecer eficazmente el aprendizaje.
Hace cinco años Uruguay decidió crear un Centro de Investigación enfocado a producir conocimiento especializado en el campo de la educación digital. Después de una convocatoria internacional, me sentí honrado de haber sido elegido como Director de esta novedosa pero ambiciosa iniciativa. Siendo un país pequeño, todo lo que conocía era la gran oportunidad de conectar y apoyar redes nacionales e internacionales de expertos en el campo de EdTech.
En colaboración con un amplio número de socios, diseñamos una institución dinámica y flexible, abierta a establecer conexiones con socios públicos clave, dando prioridad a líneas de investigación más centradas en la educación que en la tecnología. Todo esto apoyado por un grupo de profesionales altamente comprometidos con el objetivo de producir conocimiento concreto en educación. No hay recetas mágicas. Lo que funcionó aquí podría no funcionar en otros lugares. Estas son algunas de las acciones prioritarias que hemos decidido llevar a cabo:
1. Crear y promover una cultura de evidencia y responsabilidad en EdTech.
Apoyar a académicos e investigadores locales y regionales, así como a organizaciones de investigación públicas y privadas capaces de producir conocimiento para comprender mejor qué funciona y qué no, y en qué medida puede ser replicado o mejorado.
2. La construcción de redes como regla de oro.
Conectar una amplia variedad de comunidades EdTech en todo el mundo fue una prioridad, basado en la idea de desarrollar capacidades regionales que benefician no sólo a un solo país sino a todo el ecosistema.
3. Comprender la complejidad de la evaluación del conocimiento en el siglo XXI.
Si bien la educación se enfrenta a necesidades permanentes de transformación, no todo lo que se puede contar cuenta. Decidimos desarrollar una variedad de herramientas, metodologías y experiencia para monitorear diferentes tipos de resultados de aprendizaje tanto en entornos formales como informales. Queremos entender mejor cómo la tecnología puede (o no) servir a los educadores y estudiantes.
4. Desarrollo y consolidación de las capacidades institucionales.
Se llevaron a cabo diferentes acciones dirigidas a una variedad de organizaciones (instituciones públicas y académicas, iniciativas de la sociedad civil y otras redes multilaterales). Para asegurar agendas a largo plazo y una investigación de alta calidad, era fundamental contribuir al desarrollo institucional de las organizaciones que trabajan en este campo (especialmente en las regiones en desarrollo, donde la investigación se considera todavía un privilegio que no todos pueden permitirse).
5. No sólo producir conocimientos, sino también traducirlos y difundirlos.
No basta con producir conocimientos de alta calidad si no son adaptados y adoptados por quienes pueden beneficiarse de ellos. Más allá de asegurar que todo el conocimiento generado estuviera abiertamente disponible en línea bajo licencias Creative Commons, el objetivo era diseñar y llevar a cabo un gran número de eventos, charlas, libros y otras publicaciones, recursos multimedia, repositorios, etc. para asegurar que el conocimiento producido fuera accesible para nuestras comunidades objetivo (responsables de la formulación de políticas, educadores, investigadores, medios de comunicación de masas y digitales, desarrolladores de tecnología, padres y familias, etc.).
Pero este no es el final de la historia. En realidad, esto es sólo el principio. Hoy en día hay una serie de desafíos por delante. La relevancia de las políticas de EdTech, que hacen un uso intensivo de los datos, está cobrando impulso. La personalización sigue siendo una gran promesa. Se abren nuevas oportunidades, pero también un gran número de complejidades que hay que abordar. Las organizaciones en este campo necesitan abordar la privacidad, la ética y la protección de datos, la transparencia algorítmica y la responsabilidad, el bienestar cibernético, entre muchas otras dimensiones que no estaban bien integradas en la agenda de EdTech hace 5 o 10 años. La gran pregunta sobre cómo la inteligencia artificial puede mejorar (o no) el papel de los educadores es todavía un asunto por explorar. Será necesario analizar mejores estrategias para comprender cómo la tecnología puede servir a la pedagogía (y no al revés).
Estoy seguro de que esta comunidad seguirá explorando estos y otros desafíos que se avecinan. Estoy profundamente agradecido por todos estos años de intercambio y aprendizaje. Aunque ahora debo moverme hacia nuevos horizontes, seguiré explorando cuáles son las mejores alternativas para escalar las iniciativas de educación efectivas, adaptando las tecnologías para que apoyen las diferentes formas de enseñanza y aprendizaje, considerando en especial a las comunidades más desatendidas.